Français? ¿Español?

Que el idioma desconocido no te amedrente. Bajando por la columna de la izquierda, después de mis libros y antes de otras rúbricas, se pueden leer textos míos. Algunos están en castellano, otros en francés, otros en ambos idiomas.

N’ayez pas peur de la langue inconnue. En descendant par la colonne de gauche, après mes livres, après les critiques, et avant d'autres rubriques, il y a des textes que j'aime partager. Ils sont tantôt en français, tantôt en espagnol, tantôt dans les deux langues. Je ne sais pas faire autrement.

mardi 29 mai 2007

Invitée à l'emission « Un dromadaire sur l’épaule» de la Radio Suisse Romande, La Première, 28 mai 2007.

Tais-toi et écris.
J’aurais dû me souvenir de l’injonction que ma soeur m’a adressée, le jour où elle a lu les premiers chapitres de mon récit El Hilo del Medio (ou Philo-mèle; ce n’est pas un hasard que l’original de mon livre porte ce nom). Ma sœur me connaissait handicapée de la parole et devait croire que je l’étais aussi de la pensée. Ce fut la première fois de ma vie que j’ai eu droit à son admiration après un quasi demi siècle de «sororité » ; c’était plus qu’inattendu. Tais-toi et écris. Je suis tombée en écriture, comme sur une planche de salut après une vie de bruits gutturaux. J’aurais dû me souvenir du sage conseil de ma soeur et ne jamais accepter l’irrésistible et aimable invitation de Cyril Dépraz pour parler, oui parler, qui plus était en direct et sur les fréquences de la prestigieuse Radio Suisse Romande, de mon livre, devenu entre temps Tisseuse de mémoires de la Patagonie aux Balkans. Mais j’ai mauvaise mémoire, surtout quand il s’agit de sages conseils. Et comment refuser un tel honneur, un tel cadeau, si c’est pour parler de ma ville natale, l’australe, la lointaine, la plus belle, la plus désirée, Punta Arenas, celle que j’ai quittée le jour de mes sept ans ? Le Dromadaire sur l’épaule était accueillant et bienveillant. Le cœur y était, mon désir et la musique venue de ma terre aussi, mais la langue, celle que j’aurais voulu mienne à cet instant, comme à Philomèle, m’a encore manqué.

Par bonheur, après lecture de mon message ci-dessus, Cyril Dépraz en personne, m’a adressé une nouvelle injonction :

"Je trouve que vous êtes vraiment dure avec vous-même. Cette émission était très belle (Carmen, me l'a redit hier) parce que pleine d'authenticité, de fragilité mais aussi de passion et de force. Surtout ne vous taisez pas!"


mardi 22 mai 2007

2001: Amo las piedrecillas del Estrecho. J’aime les cailloux du Détroit.

Je suis arrivée à Punta Arenas, ville des amours de mes arrière-grands-parents, de mes grands-parents, de mes parents, de ma sœur aînée et d’un doux souvenir de mes vingt ans ! J’aime respirer ton air, sentir ta force et ton énergie, ville du bout du monde, dont on dit qu’il est encore plus difficile de la quitter que d’y arriver. Quelles difficultés énormes j’ai dû surmonter pour parvenir cette fois-ci jusqu’à toi, ma belle ville natale! Le premier jour j’embrasse le pied de l’Indien de la place Muñoz Gamero. Je marche par l’avenue Colon et contemple, émue, la nuit éclairée par la lumière de décembre. Lumière qui se reflète sur la peau des eaux froides du Détroit à travers d’épais nuages. Des nuages sombres qui filent à toute allure par-dessus la terre australe laissant entrevoir un ciel bleu noir. La terre est encore éclairée, on distingue nettement le rouge des toits ainsi que le blanc et le bleu des murs des maisons qu’ils abritent. Les rayons du soleil, peu avant minuit — d’où vient-il le soleil sur ces terres ? — peignent d’or les minuscules cailloux de la plage et font briller l’écume des vaguelettes qui viennent les caresser. J’aime les cailloux du Détroit du même amour que celui qu’éprouvait la fillette de cinq ans qui jouait à cet endroit.

samedi 12 mai 2007

ENTERREMOS LA POESÍA

La poesía se murió. El Papa ya se está pudriendo en su tumba. El amor es más fuerte dijo, y la Camila se terminó casando con el príncipe Charles. Hubo que pagar millones de millones por el retraso de un día causado por los funerales vaticanales. La poesía se murió. Llegué de viaje a Chile y no se me remeció el alma como me sucedía antes. Antes, mucho antes, se podía soñar y creer, ahora sólo se cuenta y se descuenta, que mientras comía en el Giratorio del Panorámico, contemplando de una mirada plácida Santiago de arriba a abajo y de ancho a largo, con el vientre repleto de machas a la parmesana, congrio ensalsado y postres de castaña, mi amiga Luisa, que anduvo cesante, y más triste que nunca, con esto que se le murió la madre vieja y enferma, ­pero querida como una santa, estaba feliz de haber encontrado por fin trabajo, ya que el trabajo dignifica. Dignifica no sé a quién, que la Luisa, desde el paradero no sé cuánto de la Gran Avenida, necesita dos horas y media para llegar a su trabajo, Colón arriba; dos horas y media por la mañana -entra a trabajar a las doce - para hacer aseo, y dos horas y media de vuelta, para regresar a pasadas la medianoche - con el vientre casi vacío- a dormir dignamente gracias a los ciento veinte mil pesos que gana al mes, porque es chilena, que a las Peruanas les pagan sólo ochenta y que por eso de la mundialización, y de la libertad de circulación de los nuevos esclavos, quizás la Luisa pierda su trabajo. Tiene cincuenta y ocho años y va a ser bisabuela. Qué hermosura como ama a sus hijas y nietos, qué regalo de la vida tanto cariño, nunca he visto algo igual. La hija le guarda media zanahoria o una papa, para que algo coma. Con el sueldo de un mes, de su digno trabajo, quizás le alcance a Luisa para pagarnos un almuercito de domingo a nosotros cinco, para festejar con mi familia nuestro reencuentro. Lo digo por comparar, que la comida se me atraganta y me indigesta, pero no puedo ofender a mis padres, que son gente buena y honrada; no es pecado haber trabajado seriamente y tener jubilación correcta, la culpa no es de ellos, y quizás tampoco la mía, aunque tan segura no estoy de nada. Tranquilita vivo en mis europas y, aunque quiera, no sé cómo cambiar el mundo y entonces más fácil es no hacer nada, no es dando una limosnita que arreglaré algo, lo sé, ganaré una sonrisa de agradecimiento y qué hipócrita me siento.

Que ya no se puede soñar, porque los sueños de los pobres terminan siempre en pesadillas, con fusiles de generales que se llenan los bolsillos, y como ya no les cabe más, reparten los dineros en cuentas ocultas en bancos de los gringos que los apoyaron en su sucio trabajo. Que ya no se necesita generales, les salen muy caros a las multi(nacionales), y ahora ya no vale la pena, porque igual hacen lo que quieren, el mundo entero les pertenece, amén. Que el Papa quizás era bueno, pero conocí a muchos que amaban al Papa y al General y que tenían, o tienen aún, ambas fotos colgadas en los muros, de uno y otro, los dos santos chilenos de fines del XX y de principios del XXI.

Criminal resulta despertar sueños, pensar en la justicia resulta peor: los que pagan siempre son los mismos, viviendo más y más abajo, mientras los otros comen más y más arriba. Y todo tan natural! Esto no tiene nada que ver con la poesía, pero es que no sé de dónde inventarla, y no sé si la poesía es cosa buena o peligrosa, que quizás sea subversiva, que mejor se quede allí donde está, muerta para siempre.

Santiago, 15 de abril 2005