mercredi 23 octobre 2019
El RESPETO y el CHILE ACTUAL
Hace muchos años, en un foro sobre las utopías,
se citó una frase de alguien tratando de definir lo que es ser de izquierda que
decía “La izquierda es el progreso, el amor del prójimo, la justicia, la
igualdad…” (Siguió una larga lista de virtudes « positivas ».)
A mí no me convence para nada. Lo de amor al
prójimo no se puede decidir, no se puede exigir de nadie, el amor se siente o
no; ese lenguaje está bien para las religiones. Lo de la justicia, ya me parece
mejor, hay que luchar por todos los medios para reparar las injusticias
reparables, pero el mundo es lo que es, todos sabemos que la naturaleza no es
justa, que el mundo nunca ha sido ni será justo. Luchar por la igualdad es
absurdo, la igualdad se opone a la diferencia y cada ser es diferente, único,
como cada país o cada raza lo son. Lo del progreso, ni sé a qué se refiere.
Progresar da una idea de movimiento, pero habría saber hacia dónde se va.
Quisiera dejar de lado las palabras izquierda y
derecha y centrarme en palabras que entendamos todos igual y que nos ayuden a
avanzar. Lo que sí se puede y se debe exigir, es que el respeto a cada ser humano
sea el mismo… aquí y ahora, y que este
respeto guíe cada uno de nuestros actos y cada una de las decisiones políticas,
económicas y organizacionales de nuestros
representantes, ya que detrás de cada decisión hay hombres y mujeres que serán
afectadas por ellas y que son dignos de respeto.
¿Qué es el respeto? El diccionario
francés Le Petit Robert dice : Sentiment qui porte à accorder à qqn une considération
admirative, en raison de la valeur qu'on lui reconnaît, et à se conduire envers
lui avec réserve et retenue. (Traducción: sentimiento que induce a otorgar a alguien una
consideración admirativa, debido al valor que se le reconoce, y a conducirse
ante él con reserva y moderación.)
¡Nada de mal! Sin retener lo de la admiración,
que no se puede forzar, el respeto es contrario a la negación del otro, se basa
en la aceptación de su existencia, de su diferencia y al mismo tiempo, en el
reconocimiento que el otro no es menos que yo, que su vida no vale menos que la
mía.
Admito que hasta aquí son bellas palabras. Me
parece sí, que el respeto permanente de cada ser humano, como leitmotiv, es una
condición necesaria para que el resto tenga sentido. Queda la práctica y allí
comienzan las dificultades, y en la práctica, sabemos que todo se traduce en la
repartición de las riquezas y de la pobreza.
No tengo nada de revolucionaria, me horroriza
la violencia. Yo diría, incluso, que es normal que en una sociedad existan desigualdades,
pero que hay desigualdades indecentes, inaceptables, que ofenden a los que las sufren.
Diría también que todos tenemos igual derecho a aspirar por lo menos a un
mínimo vital de dignidad. Lo que me parecería indecente, y lo digo para
ilustrar lo que sería una falta de respeto desde mi punto de vista, es que sea
quien lo tiene todo, y de sobra, (como sucede sistemáticamente desde hace 30
años en Chile) quien defina ese mínimo vital para los necesitados.
Para terminar diría que se hace camino al
andar. Los objetivos de tal o cual política pueden ser imposibles de alcanzar,
pueden incluso estar equivocados, pero si en el camino, es decir en el aquí y
ahora, se atropella a quien sea, algo anda muy mal.
samedi 5 octobre 2019
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