Français? ¿Español?

Que el idioma desconocido no te amedrente. Bajando por la columna de la izquierda, después de mis libros y antes de otras rúbricas, se pueden leer textos míos. Algunos están en castellano, otros en francés, otros en ambos idiomas.

N’ayez pas peur de la langue inconnue. En descendant par la colonne de gauche, après mes livres, après les critiques, et avant d'autres rubriques, il y a des textes que j'aime partager. Ils sont tantôt en français, tantôt en espagnol, tantôt dans les deux langues. Je ne sais pas faire autrement.

lundi 24 juin 2013

A la Maison de la Recherche en Sciences Humaines / Université de Paris-Sorbonne















Coloquio Internacional:
“América Latina: Construcción, deconstrucción y perspectivas del género (femenino/masculino)"
10h30-11h30: Mesa redonda
Presidencia:  Milena Cáceres, Directora del Instituto Peruano de Promoción de la Cultura (INPECA):


El género en la ficción de autoras latinoamericanas,
con la participación de las escritoras: Leyla Bartet (Perú),  Maria LONDON (Maribel Chenin) (Chile), Luisa Futoransky (Argentina), Anabella GIRACCA (Guatemala).

 
Sobre la construcción de los personajes femeninos de “El libro de Carmen”

La novela “El libro de Carmen” es el relato de los sueños destrozados de una mujer que desea amar en un país donde el machismo ancestral se manifiesta en los excesos de una dictadura aterradora. Es un libro sobre la condición femenina, que hace un paralelo entre una mujer humillada y un país humillado. El país no nombrado es Chile y la dictadura, tampoco nombrada: la de Pinochet.

El relato, en forma circular, escrito como un thriller, comienza cuando a una escritora, de paso en su país, le piden que escriba sobre el hombre que treinta años atrás arruinara su vida.

En el libro encontramos a Carmen y a varios personajes femeninos secundarios. Estos últimos, inclusive Gabriela, que ocupa un lugar importante en la novela, son todos estereotipos:

Gabriela, escritora, al igual que Carmen, representa a la mujer con los pies en la tierra, conectada a la realidad, militante de los derechos humanos. Es la que defiende todas las causas nobles, y en particular, las de las mujeres. Ella es la amiga con la que se puede contar, la que sabe escuchar, la mujer refugio. Gabriela representa también la memoria: está al tanto de los crímenes de la dictadura y del precio particular que pagan las mujeres en el caso de ser torturadas.

Blanca, la mujer de Alan, representa a la esposa ideal para muchos hombres: buena madre, buena dueña de casa, refinada, discreta, invisible como persona y el mejor signo exterior de éxito y “de ser un hombre bien” para el marido, que, en este caso - nadie lo sabe - es el malo de la historia.

La madre de Carmen representa a la mujer que adhiere a los valores de la sociedad machista, valores que contribuye a perpetuar tanto o más que la mayoría de los hombres.

La abuela de Carmen es la abuela mítica, que representa la sabiduría femenina transmitida de generación en generación, y en este libro, a través del conocimiento simbólico del poder curativo de las plantas.

Carmen es el único personaje femenino que podemos considerar “construido”.

Carmen tiene múltiples facetas: es a la vez la narradora distante y la protagonista de una ficción que ella escribe, inspirada en su propia vida. Carmen es la joven ingenua e idealista de esta ficción, la presa fácil de los personajes cada vez más siniestros que va encontrando en su camino, y también es, la que años después, desencantada y aguerrida, practica el amor libre y gana su vida contribuyendo, indirectamente, al modelo de sociedad que aborrece, escribiendo novelitas rosa que se venden, por supuesto, como pan caliente. Las dos voces de Carmen, la de narradora y la del personaje de su ficción, se van cruzando, en un diálogo polémico entre ellas, y van alternando amor, humor, dolor, incomprensión, rabia y auto irrisión, para contarnos lo difícil que es ser mujer en ciertas sociedades y para reírse de la ingenuidad de aquéllas que aún se creen el cuento.

Un aspecto importante del personaje de Carmen es cuando la descubrimos en su juventud, tratando de existir con todas las contradicciones imaginables entre los anhelos inducidos por una educación aseptizada y sus deseos de vivir de verdad, con cuerpo y alma. Evidentemente, la sexualidad está en el centro de la cuestión. El episodio del doctor, que ocurre en el libro, que en vez de responder al pedido de un anticonceptivo prefiere darle un discurso moral sobre la virginidad, es crucial y sintomático de la sociedad en la que vive, es el punto de partida del drama de Carmen. El hecho que la joven Carmen se acobarde y no insista ante el doctor, también es sintomático y caracteriza a la joven Carmen.

Evidentemente, la violencia que sufren las mujeres, en una sociedad donde reina el orden patricarcal, es de la misma naturaleza que la que sufre el pueblo cuando surge una dictadura, como la que figura en el trasfondo de la novela. Detrás de cada una de estas violencias hay una ideología de negación, sumisión y despojo, que pretende acallar las voces que la denuncian, tratando de hacer aparecer a las víctimas como si fuesen culpables de ser lo que son y de desear lo que es legítimo desear.

Las voces de Carmen, de Gabriela y de todos los personajes liberadores se unen, al final de la novela, en una vibrante invitación a denunciar sin reserva todas las violencias y a rechazar, con fuerza y dignidad, el sentimiento de humillación resultante de vejaciones, porque este sentimiento es un instrumento cultural, hace parte de la ideología que lo provoca, invita al silencio y el silencio le hace el juego a la impunidad.

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